El curso Arte y Ciudad es una indagación a lo que desde las artes se puede aportar a las percepciones de la vida,

de los espacios y de la ciudad. Surge de la unión de lo real e imaginario, del cuerpo en los espacios. A partir de

andar, se establece un universo simbólico permeable al exterior.

El habitar construye la propia etnología. Las personas en una comunidad, moldean y son moldeadas por el tiempo

y el espacio que atraviesan, o en efecto que incorporan. Los recorridos vitales, vinculan hábitos y ritualidades para

identificarse. Se propone esta asignatura optativa como un espacio para registrar diferentes maneras de transitar,

incorporando poéticamente la coyuntura marcada por la pandemia del covid-19.

En la década del cuarenta del siglo XX, el movimiento poético Los Letristas, de la mano de los artistas Isidore Isou

y Gabriel Pomerand, defendió el errabundeo construido como creador de nuevos territorios a explorar y

rechazaron la separación entre vida real aburrida— y vida imaginaria —maravillosa—. El libro del arquitecto

Francesco Careri, Walkscapes: el andar como práctica estética (2013), repasa el andar como una herramienta

crítica y creativa, capaz de desarrollar relaciones personales con el entorno.

En la película autobiográfica Caro Diario (1993) Nanni Moretti, protagonista y director a la vez, declara sus gustos

personales como el andar en moto. Estimulado por el movimiento expresa pensamientos e incluye a quienes los

rodean sin distinguir sueño de realidad en tanto que expresa lo que siente. Moretti escribe en su cuaderno que

solo está contento en el tránsito, en el trayecto. El diario destaca lo propio y lo particular.

El ensayista Henry David Thoreau (2016) en su libro Caminar propone el andar a pesar que todo está perimetrado

por la propiedad privada. Considera que la vida es un experimento, en donde las personas tienen la tarea de

hacerla digna hasta en sus mínimos detalles. Si los caminos pertenecen a la prisión, si en los espacios predomina

el encierro, se debe deshacer los muros con las ‘miradas’ para volverlos transparentes y mirar más allá. El autor

sostiene que lo salvaje es lo atractivo del cuerpo humano y que lo aburrido no es más que un sinónimo de su

domesticidad.

El escritor George Perec (1986) ofrece una mirada minuciosa en Pensar/Clasificar, donde se pregunta hasta qué

punto comprender el mundo no es otra cosa que clasificarlo y si estos enfoques no hacen sino definir o identificar.

Se efectúan ópticas soslayadas dentro de las estructuras diarias. Contiene fragmentos donde secuencia

apropiaciones de espacios.

El trabajo del etnólogo Marc Augé analiza el trasfondo y los orígenes de las relaciones sociales que se desarrollan

según cada territorio. En Los no lugares (2004) se propone tomar conciencia que la identidad se crea a través de

la alteridad y del cuerpo, donde se inscriben las relaciones con los otros. La obra aporta el concepto del derecho al

anonimato para leer los paisajes urbanos.

Es fundamental comprender el juego como una manera de cartografiar el espacio y crear efímeras relaciones con

el territorio. La esencia del carácter lúdico y la resignificación como fenómeno cultural es explicada por el filósofo

Johan Huizinga (2002) en Homo ludens, por la función social que le encuentra sentido a la experiencia situada. La

ciudad se identifica como un sistema social complejo de convivencias con ritmos, actividades, reglas, acuerdos y

códigos. Es notable que la noción del juego impregne las relaciones humanas con un orden tan sofisticado, que

sitúa lo lúdico dentro del campo estético y urbano de la cotidianeidad.